Lograr que las familias productoras de café se arraiguen en sus comunidades, territorios y regiones con una vida digna, para que, con sus agroecosistemas forestales cafetaleros, produzcan un grano de alta calidad con alto valor agregado y comercial; con una variedad de productos que proteja la bioculturalidad regional, el funcionamiento de los ecosistemas de montaña y sus servicios ambientales, de los que depende el sustento de las regiones, estados, el país y el planeta mismo.